miércoles, 26 de septiembre de 2012

TRISTE

Yo antes era de los de, a mí el fútbol ni fu ni fa. Pero estos dos últimos años he aprendido a mezclar colores, y ya no es tan negro, digamos que, para mi consuelo, va cogiendo un tono grisáceo. Por supuesto hablo del fútbol aficionado, el de los chavales ilusionados,  el de las risas, los amigos y los aplausos. Ese que, por mucho que cuatro cafres quieren profesionalizar con sus grandiosas expectativas, sus necias palabras y estupideces varias, para mí se ha convertido en una opción muy agradable de disfrute.

Antes combinaba las salidas futbolísticas con otros deportes alternativos, mucho más minoritarios, pero más honestos en juego y actitud, a pesar de que algunos aparentan más violencia y en los que, por supuesto, también existen otros tres o cuatro colegas como los que he citado antes, pero no están tan perjudicados por la televisión, periódicos, actitud de jugadores profesionales, etc..., como el caso del fútbol.

No veo el deporte con la ansiedad de otros padres, pero deseo la victoria de mi equipo, como el que más, e incluso si el gol nos favorece muestro destellos de alegría "desmedida". Pero lo que sin duda me ha hecho disfrutar del deporte, como público y como practicante, ha sido la gente que me he encontrado en el camino.

No todos se han comportado como a mi parecer debieran, he tenido que lidiar, con mucho jugador-padre-directivo-entrenador profesional, pero he intentado disfrutar de cada situación, procurando no perjudicar el bienestar del equipo. Alguna palabrita se me habrá escapado, pero muchas más me he tenido que guardar.

Toda esta historia es para contaros que, tras más de diez años de seguidor ilusionado, he visto que el mayor defecto de muchos equipos es que no existe un grupo cordial que juegue para el bien común. Los jugadores están continuamente individualizando el juego, queriendo mostrar quien es el mejor, midiéndose al de al lado y buscando la satisfacción propia en la desgracia ajena, para que tal vez, el ojeador de turno, lo fiche y lo lleve al banquillo de algún otro equipo. Hay que pelear a tope para disfrutar del deporte y sobre todo, con tus compañeros.

Ahora que un tontolaba ha puesto de moda la tristeza del jugador en el fútbol, os dejo esta imagen. Él está triste, pero echo en falta a sus compañeros.



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