Ya no hay fútbol. Pero acabo de leer un artículo que da que pensar, y que os resumo a continuación. La metáfora del cerdo es posible aplicarla a cualquier actividad, ya sea laboral o deportiva.
CÓMO CAZAR Y AMANSAR CERDOS
Para
cazar cerdos, comienzo por buscar un claro sin maleza, donde tiro unos puñados
de maíz en el suelo. Cuando los cerdos lo descubren, van a comer todos los
días, y solo tengo que reponerles diariamente la ración.
Una
vez acostumbrados los cerdos, construyo una cerca en uno de los lados del claro
y sigo poniéndoles alimento. Durante unos días van a desconfiar, pero terminan
por volver. Entonces hago otra cerca formando una “”L”" con la anterior, y
les sigo poniendo comida hasta que de nuevo dejan de desconfiar y regresan a
comer.
Y
así sucesivamente, hasta que casi cierro los cuatro lados y solo dejo una
abertura para el portón. Para entonces los cerdos se han acostumbrado al maíz
fácil, le han perdido el miedo a las cercas y entran y salen con naturalidad.
Otro
día coloco el portón, lo dejo abierto y sigo poniendo maíz, hasta que encuentro
los cerdos comiendo, entonces cierro la puerta. Al principio empiezan a correr
en círculos como locos, pero ya están sometidos. Muy pronto se tranquilizan y
vuelven al alimento fácil, ya que se olvidaron de buscarlo por si mismos, y
aceptan la esclavitud.
Nosotros,
los "cerdos", debemos darnos cuenta de que los gobernantes que dan
limosnas y subvenciones en lugar fomentar el trabajo, proceden de la misma
manera que yo con los cerdos.
Nos
tiran migajas de maíz gratis disfrazado de
programas de ayuda, subvenciones y planes sociales, mientras el grueso del
dinero lo convierten en empleo público para cargos políticos, jubilaciones
millonarias para esos políticos, sueldos para liberados y asesores, dinero para
los sindicatos y partidos políticos, sobornos electorales, etc...
Poco
a poco, migaja a migaja, nos recortan derechos y nos machacan a impuestos, para
sufragar sus estúpidos gastos. Pero a pesar de todo, muchos no nos damos cuenta de que no existe la comida gratis, es necesario
el esfuerzo, y no es posible que alguien
preste un servicio más barato y satisfactorio que el que uno mismo se hace.
“¡Sigamos
así, sin más, y que Dios nos ayude cuando nos cierren el portón!”