martes, 17 de diciembre de 2013

LA LIEBRE Y LA TORTUGA

Todo el público reunido esperando el inicio del partido. Hacía un día perfecto para el encuentro entre Betiona y Mariño. El Betiona mejor clasificado, con cinco victorias en su haber, frente a un equipo al que, según sus números, le cuesta conseguir goles. Por lo visto nuestros jugadores no tenían dudas acerca de quién iba a ganar, aunque en la grada solo queríamos ver un buen partido.

Junto al círculo central los capitanes se dieron la mano y comenzaba un partido que el buen tiempo convertía en muy agradable desde el primer minuto.

El Mariño jugaba trabajosamente, pasando el balón entre sus jugadores, buscando una, a priori, difícil victoria, mientras nuestros muchachos correteaban por el campo sin ofrecer la seriedad que el choque exigía.

El tiempo pasaba y lejos de preocupar a los nuestros un incómodo marcador de 0-0, siguieron con la tranquilidad de creerse superiores. Esta confianza se instaló en ellos, mientras el Mariño jugaba a sus anchas, y los nuestros parecían dormidos.

El Mariño avanzaba con lentitud, los aficionados del Betiona se sintieron cada vez más intranquilos, mientras que el público fronterizo empezaba a creer en una posible victoria. Tal es así que el equipo visitante se fue al descanso con un contundente 0-2.

Después del descanso, y con la tranquilidad de pensar que era posible remontar a un Mariño estaba a las puertas de una victoria, los nuestros nuevamente despistados encajaron un tercer y ya sangrante gol. Únicamente en este momento parece que los nuestros entendieron que no estaban esforzándose lo necesario y comenzaron a presionar más fuerte consiguiendo un esperanzador gol.

Los espectadores gritaban y animaban frenéticamente, unos para que Betiona remontara y los otros buscando la tensión en los del Mariño. Nadie pensó que el partido pudiera llegar a tal estado, sin embargo, no se pudo evitar que el equipo visitante rematara a los nuestros con otros dos goles que pusieron el definitivo 1-5

Los aficionados del Mariño aplaudieron con entusiasmo, mientras nosotros, los incondicionales del Betiona, sentimos que nuestros chicos nos habían engañado.

Sirva este partido para comprender que no siempre gana el teóricamente mejor, casi siempre lo hace el más trabajador.



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