Nuestro
reciente enfrentamiento contra el Landetxa, resultó ser extraño, raro, poco
común, difícil de entender. Comenzamos el partido con un claro penalti en
contra cometido de forma infantil cuando aún hacíamos el rodaje del partido.
Gol y a remar contracorriente.
Pocos
minutos después, de una falta mal tirada por el rival y que nuestro portero se
disponía a recoger con tranquilidad surgió un segundo gol. El balón se metió
por un agujero sin coser en los enormes guantes de nuestro guardameta. 2-0 en
quince minutos.
A
pesar de estos inconvenientes el Betiona conseguía dominar el partido,
intentando jugar el balón y no dejando que el esférico rondase nuestra área,
salvo en un par de ocasiones. A pesar de jugar mejor que el rival, el balón se
resistía a entrar en la portería contraria, tuvieron que pasar cuarenta minutos
hasta conseguir un gol de penalti que finalizaba la primera parte y ponía un
esperanzador 2-1 en el marcador.
La
segunda parte no empezó con el mismo juego que acabó la primera. La ansiedad de
conseguir el gol del empate hizo que nuestro juego se diluyera en jugadas menos
hilvanadas que daban facilidad a la defensa amarilla para despejar el balón. Viendo que no se conseguía nada positivo jugamos los últimos
quince minutos con balones largos buscando desesperadamente un gol.
Fue
a falta de cinco minutos cuando un nuevo penalti nos daba la ocasión de empatar
y terminar un partido que se nos puso muy cuesta arriba en los primeros
minutos.
En fin, título de película para un partido insólito. A mi pobre entender, nos llevamos menos de lo que merecimos.