En mi crónica de hoy, haré referencia a la divertida comedia de Oscar Wilde, que cuenta la necesidad, depende de la ocasión, de mantener una doble vida.
Este sábado, me he dado cuenta que nuestros chicos representan la obra a la perfección, pero sólo en una parte. Inician los partidos sin tensión, felices e inocentes, sin comprender que, como ha pasado de nuevo este fin de semana, en la primera parte se nos escapan las pocas opciones que tenemos de jugar un partido disputado. Sólo la bronca del entrenador en el descanso, como ha ocurrido en otras ocasiones, ha despertado mediadamente a los nuestros.
Es necesario ser formales y correctos conforme a los que se espera de nosotros, pero también es justo añadir al juego, esa actitud que muestre el cabreo y pelea precisos para poder sobrevivir dignamente en este mundillo del fútbol. Urge encontrar la doble identidad o el complemento que nos falta para no saltar al campo con la apatía del derrotado de antemano.
Mirad bien la imagen, también esconde una doble identidad.
FOTOS:
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