Somos buena gente, nos gusta dar alegrías a los equipos que habitualmente no consiguen victorias. Tiene que ser esta la explicación de lo ocurrido el sábado. Dimos tantas facilidades al contrario que hubiera sido impensable ganar, es decir, conseguir más goles que ellos.
En la primera parte, jugamos muy relajados, hemos dado al rival el balón, el campo y palmaditas en la espalda para que jugaran alegremente sin mostrarles oposición alguna, lo que ha supuesto la tontería de encajar cuatro goles. Como anécdota, nosotros metimos uno. Supongo que la bronca del entrenador en el descanso fue gorda.
En la segunda parte se subió un poco la intensidad, pero la grieta era muy grande y no hubo opción. Además en esta segunda parte, un poco más igualada, el Añorga nos hizo otro gol que definitivamente hundió al equipo. Apenas tuvimos ocasiones de gol, pero al menos mantuvimos la posición.
Seguimos cometiendo los mismos errores de siempre, la relajación más o menos puntual nos hunde. Trabajamos un fin de semana y al siguiente volvemos a caer en la apatía. Creo que no hace falta recordar que no somos un gran equipo, lo que conseguimos nos cuesta mucho trabajo, como para tirarlo en doce o quince minutos de pasotismo. La navidad ya acabó, no tenemos que regalar alegría continuamente, a nosotros nadie nos da nada.
Apelo al trabajo individual para mejorar el rendimiento del equipo. Hay un par de detalles feos que ayer observé. Primero, buscar siempre un culpable, curiosamente en la cara de otro, nunca en la de uno mismo. Y segundo, quedarse parado reclamando al árbitro, mientras el otro equipo, y sobre todo tus compañeros, siguen peleando. ¿Acaso no tenéis claro el concepto EQUIPO?
Por destacar algo, voy a destacar las fresas, que con nata o chocolate están buenísimas.
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