Ayer, como el que monta una nueva empresa, empezamos perdiendo. Otros quehaceres me hicieron llegar cuatro minutos tarde al evento, pero aún así, corrí hacia el campo ilusionado con una necesitada victoria.
En los instantes iniciales, en el tiempo que tardé en recorrer nuestro “estadio” por fuera, más o menos dos minutos, seguramente por falta de concentración, recibimos dos goles que nos hicieron jugar el resto del partido condicionados y desmoralizados. Aquí terminó cualquier opción de victoria.
Sólo nos quedan tres partidos, es necesaria la corrección de este último error cometido ayer. En cada partido sufrimos contratiempos que no resolvemos en el siguiente, por lo que no acabamos de encontrar la fórmula para poder disputar en igualdad de condiciones ningún encuentro.
La concentración no se enseña, tiene que salir de vosotros, y aunque es un error común, es fácilmente solucionable. Hay que tomarse muy en serio la importancia de estar concentrados desde el inicio al fin.
En fin, seguiremos fieles a este, nuestro equipo. Quiero pensar que para lo que queda de temporada, todo sea mejorar, y que no sea verdad lo que dice Mafalda.
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