Es
en los momentos negativos cuando el comportamiento de cada persona cobra un
valor superior. Cuando la fe, el carácter y la capacidad de reacción se
convierten en innegociables. Cuando los que lo muestran se convierten en
grandes y los que se dejan vencer y bajan los brazos se quedan en el camino,
lejos de sus metas.
El
"Betiona B" está en una situación delicada, es innegable. Una
dinámica en la que cada vez es más difícil encontrar una tabla a la que
subirse, una luz con la que guiarse. Ha perdido trece partidos de trece. O lo
que es lo mismo, la derrota se ha establecido en sus cabezas. Día tras día.
La
angustia de verse en la zona baja convive con el equipo. Es una situación muy
complicada, difícil de llevar, sobre todo para los técnicos. Por eso, es ahora
cuando el ADN de los jugadores tiene que salir a relucir. Es el momento de
cruzar la línea. Una línea que se tendrá que traspasar en equipo, pensando en
el futuro. Aún hay competición.
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