Una falta para los dirigentes del Touring, unos asientos calefactables en la grada, una mantita, un caldo o un chocolate caliente con unos churritos, vamos lo normal, que los que vemos los partidos, algunos, tenemos más de “treinta años” y el frío se nota, hay que cuidar a la afición, un poquito de, …, tú, el de las teclas, estoy aquí, mira en la hoja a la derecha, soy yo, el clip de ayuda de Word, deja de escribir tonterías y al partido que es lo importante, y si tienes frío te arropas o te aguantas, … uf, vale, vale, ya voy.
Dieciséis chavales de nuestro equipo, más otros tantos del rival, viento, frío, lluvia y, por si no había suficiente, también granizo, así se presentó el panorama del partido de ayer. Creo que sólo los jugadores querían que aquello continuara, los demás habíamos salido de casa, pero nada más llegar al campo ya teníamos ganas de volver.
Sin duda, hay que felicitar a nuestros chavales, ya que, a pesar del tiempo y aunque se podía jugar, pero en casa al monopoly, se esforzaron como pocas veces. Se ve que con el calorcito se les acomodan los músculos, sin embargo, el frío, el viento y la lluvia les obliga a correr para entrar en calor y no convertirse en granizado de melón. Incluso, con mejor o peor suerte, y mientras el campo lo permitió, jugaron el balón, nos quisieron demostrar que son un equipo, que quieren hacer fútbol y no sólo pegar patadas al balón. En fin, que le echaron un par de, debido al frío, pequeños y arrugados huevecillos.
En cuanto al resultado, justo empate para un partido en el que pudo pasar de todo y poco se podía hacer con el campo totalmente encharcado. El árbitro, con buen criterio, lo terminó cinco minutos antes de tiempo, creo que él tenía menos ganas y peor cuerpo que los jugadores.
La clave del cambio de este partido comparado con el último ante el Beti-ona, esta clara, los jugadores han leído mis dos anteriores entradas y gracias a mis expertas explicaciones, han aprendido a jugar. No, no me deis las gracias, así soy yo, no me importa compartir mi gran sabiduría, con vosotros, pequeños e inexpertos futboleros. Es más, ahora me doy cuenta, que el año pasado, cuando Sylvain se fue, debí coger yo el equipo y no dejarlo en manos de dos chiripitiflaúticos, que sólo sabían jugar al futbolín, y mal.
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